Memento ●○●

La noche eterna que mi ausencia te impone, es un paralelo a mis amaneceres de ayuno forzado. Sé muy bien que verte, hablarte o siquiera capturar tus ecos digitales, ya no es casualidad ni labor fácil de realizar.

Ahora, el espacio y el tiempo han cambiado las reglas. Nos regimos de repente bajo nuevas condiciones, cláusulas y limitaciones.

La distancia nos ha marcado una terrible pauta: el amor no tiene barreras, sí. Pero en esta ocasión llevará fecha, horario y tendrá lugar en el calendario.

Punto y aparte.

Cómo si de Pangaea se tratase, separados por circunstancias de la vida nos empezamos a lanzar aviones de papel entre nosotros, sujetamos con esperanza los detalles que llevamos colgando del cuello; estamos marcados uno por el otro con historia y tinta sobre la piel firme, y nuestras experiencias juntos viven dentro de las más cerradas heridas.

A las 18:54pm de los miércoles, viernes y domingos por la tarde, sé que en la capacidad posible, a modo de holograma… Podré observarte, saber de ti, vivir algo más que nuestros valiosos recuerdos. Podré soñar contigo en una transmisión única, en vivo y directo, resonante.

Con la bondad y las expectativas del romance perpetuo en la palma de mi mano derecha.

Prometo hacer algo más que solo la proeza de intentar. Yo te doy mi palabra, corro el riesgo… De amar lo que somos. De creer en lo que seremos.

Juntos.

Hasta que la tierra se vuelva la nueva luna; hasta que solo nos revele el color azul de su verdadera luz. Hasta que nuestras auras sean visibles a la sensibilidad de las miradas sinceras; hasta que la ola se rompa contra la orilla y vuelva a ser parte de la eterna marea.

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